La mayoría de la gente no tiene ningún problema en creer que Jesús vivió en esta tierra, e incluso que fue un gran hombre. Pero, ¿cómo podemos creer que Él está vivo y activo hoy?
Ahí es donde entra en juego algo llamado fe. La Biblia (la palabra de Dios a la humanidad) explica que sin fe es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6). También dice que la fe es la evidencia de lo que no se ve (Hebreos 11:1).
Pero, ¿cómo podemos creer en algo que no podemos ver? Bueno, estamos encerrados en nuestros sentidos físicos y necesitamos tomar conciencia del reino espiritual que nos rodea.
La Biblia llama al reino espiritual de Dios el Reino de Dios. Jesús dijo que el reino está “por venir” (Mateo 4:7), o “cerca” (Lucas 10:9), o incluso “dentro de ti” (Lucas 17:21). Pero Jesús aclaró que el reino espiritual no se puede ver con ojos físicos. En Lucas 17:20 Él dijo: “El Reino de Dios no vendrá con señales visibles”, es decir, no podrá verse con los ojos. ¡Ahí es donde entra la fe!
El mundo está hecho de materia física, pero en realidad no “vemos” nada de ella. Si miras un auto que pasa por allí, está hecho de materia física, pero en realidad no ves la materia física. La luz se refleja en el automóvil y los receptores en la parte posterior de los ojos envían señales de los reflejos de luz al cerebro, lo que convierte esas señales en una imagen. Pero en realidad no estás viendo el coche, sólo la luz que se refleja en él.
¿Y si hay cosas en las que la luz no se refleja? No se pueden ver. Jesús usó el ejemplo de que se puede oír el viento, pero no se puede decir de dónde viene ni a dónde va (Juan 3:8). Pensemos también en las ondas de radio o televisión, o en las señales de nuestros teléfonos inteligentes. No se pueden ver, ni sentir, ni oír con los sentidos naturales. Pero están ahí.
Jesús fue un hombre histórico que vivió en esta tierra y murió. Pero Él era Dios y existía en el reino espiritual antes de venir a nuestro reino físico para estar con nosotros. Y después de que Él murió para pagar por nuestros crímenes y pecados, Él resucitó y una vez más está en Su reino espiritual. Si nos volvemos a Él, también podemos estar con Él en el reino espiritual, ¡tanto ahora como para siempre!
Por favor, piensa en Él…
– Neil de Oregón (Estados Unidos)